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REFORMA JUDICIAL: “Diarios que ladran y muerden”

Columna por Roberto Rock///

Hace varias semanas que los dos diarios más importantes de la Argentina, y que también son socios políticos, no solo en Papel Prensa, La Nación y Clarín, vienen presionando a la justicia y disparando contra ella. No por la sola condición de ser el poder periodístico que trasluce lo que un aparato judicial oculta o maniobra ya que nunca se pronunció de la misma forma cuando Macri designó a dedo a Rosatti o Rosenkrantz. Sino que lo ejecuta en su rol de guardián de los intereses de las corporaciones.

La tapas de ambos diarios del día martes 28 de julio de 2020 muestran a las claras cuáles son sus intenciones y la coordinación de bajar enfoques y miradas. El primero acusaba “Una comisión con mayoría oficialista propondrá los cambio para la corte” mientras que el otro afirmaba “Comisión para reformar la justicia con mayoría K y el abogado de Cristina”. Esto no es casual y tampoco la primera vez que lo hacen, después se podrá debatir si puede ser noticia principal o no, pero no hay que desatender que van por el mismo lado.

Este sistema periodístico no nos da lugar a poder discernir según la realidad, claro que eso pasaría si son dos diarios con diferentes miradas.

Lo grave al hablar de “diarios” es creer que los estos solo son diarios y cuya palabra es dogmática, más aún cuando la clase dirigente argentina les teme. No es respeto, es miedo a desafiarlos porque de lo que puedan publicar dependen sus carreras políticas. No todos lograron el poder que tuvo Néstor Kirchner desafiándolos por convicción y soportar la mayor campaña de hostigamiento que sufrió y sigue sufriendo la actual vicepresidente de la nación Cristina Kirchner. La vigilia del futuro de los políticos está digitada por estas corporaciones de prensa. Su propósito es controlar la democracia, nunca van a aceptar una democracia plena, por eso ciertos funcionarios muestran sumisión ante las publicaciones de estos diarios.

La ventaja en estos últimos tiempos es que hay un sector de la sociedad que ya los cuestiona y que ignoran lo que puedan decir Clarín y La Nación. Tampoco olvidar que existe una gran cantidad que se hace eco y aceptan lo que titulan. Pero ante un sector político que se atreve a modificar los privilegios de las corporaciones se hacen presentes marcando la cancha. Perros guardianes que gruñen cuando se arriman u olfatean que se van a aproximar a la justicia, como en este caso. Si miramos para atrás podemos descubrir que cuando en los años de gobierno de Cristina Fernández se avanzó contra ciertos intereses del poder real este “partido judicial” fue el que salió en defensa de ese poder que regula el sistema político y empresarial argentino. Esa misma justicia es la que veló por los intereses de Clarín en la “ley de medios”, es así que será imposible que muerda la mano de quien le da de comer.

Ante esta comisión, de la que hablan los diarios, integrada con personal capacitado, nos quiere hacer creer desde sus tapas que esto no puede ser. No importa la experiencia de cada uno lo que no pueden permitir es que sean peronistas. Les recordamos que desde el 10 de diciembre del 2019 el gobierno es peronista, aunque también dentro de este grupo hay de la UCR-Cambiemos. No es delito la afiliación política en nuestro país lo que rechazan es que tenga peronismo y oficialistas. Es llamativo que las principales críticas salgan de estos diarios que avalaron hasta una dictadura militar.

Importante es que podamos escribir y difundir estas críticas, nuestras críticas, las de ellos están por todos lados y dentro de estas contiendas ideológicas, en el mayor de los casos, es que pasamos sobre lo realmente significativo de los medios de comunicación.

Podrán decir que la política es sucia, la observación a priori de aquel que no quiere tomarse el trabajo de un análisis profundo, pero esa reflexión es incitada por el medio de comunicación que cada uno consume.

El problema ya no pasa por cuestionar una ideología porque esta no es orgánica, es insistir en mostrar que hay intereses que justamente no son el de la clase trabajadora ni tampoco la de la clase media; los intereses son del establishment y nada más.

Empujaron a hacer creer que una opinión es la realidad y realmente es solo eso, una opinión.

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