El Rock murió en zapatillas

por Naná García///

#Cromañon Ni olvido ni perdón, juicio y castigo!
Buenos Aires, 29 de Diciembre de 2016.
El ROCK murió en zapatillas
El disparador de esta reflexión es la decadencia del Rock, los dos primero capítulos de “El Rock Perdido” de Sergio Marchi, y los rituales de la mediocridad.
El género que nació, de la necesidad de decir y proteger ideas. Latía en cada rincón de la Argentina gracias a la lucha de quienes veían el dolor de la sociedad, quienes denunciaron con su vida que las cosas no estaban bien. Artistas que detenían el Show si olían peligro, incluso cagando a pedos a su público. Representaban a la lucha y el pensamiento del pueblo.
Actualmente, “Dice mucho más una canción de Rap, que un disco completo de rocanrol” (Martín Butera). Es doloroso, parece derramarse lava sobre los cimientos de los que lucharon. Pero, no está todo perdido. Tenemos la oportunidad y la obligación de cambiar la cultura. Tenemos hábitos completamente egoístas y denodadamente hambrientos de consumo.
El estado de Estupidez es inherente a toda existencia humana, pero tenemos que ser conscientes de que podemos optar por elevar nuestro estado de vida al máximo y amonestar la postura incorrecta, promoviendo la paz y la armonía en la sociedad.
“¡Transformar lo imposible en posible!”. Hay que creer, confiar en que existe un mundo sin violencia. Esto puede concretarse mediante la unión de diferentes personas con un mismo propósito. Pertenezcan a cualquier grupo, tengan la realidad que tengan y tal como dice Marchi, en su libro “El Rock Perdido”, “la Justicia debe hacer una exhaustiva revisión” interna de lo sucedido, así mismo debe hacerlo la sociedad, abrazando las diferencias, no discriminando, y no hacernos más los distraídos.
Hacemos rutinas de malos hábitos, malas costumbres y malos tratos. El 30 de Diciembre del 2004, “El Rock fue el anfitrión de esa noche y debe sentirse responsable, al menos, en un plano moral”. ¡Cromañón es responsabilidad de todos! Y por sobre todas las posibilidades existentes, sabían que estaba por suceder. Los responsables legales, ingenieros, policías, bomberos, políticos, y nosotros mismos, sabemos que los locales no están en condiciones desde hace más de tres décadas. Los técnicos, aquellos que se supone que se forman y capacitan para proteger al prójimo, eligieron cobrar grandes sumas de dinero, a cambio de habilitaciones completamente ilegales. Por supuesto que el espectador que asiste a locales en malas condiciones, como cualquier mortal común, que solo sigue las modas es igual de responsable. Al igual que el que piensa que tirar una bengala en cualquier lugar, es parte “normal” del festejo de un recital de rocanrol, y no una actitud criminal.
 Si multiplicamos cada pensamiento, palabra y acto por los millones que vivimos en Argentina, entonces, queda confirmado que Cromañón es la consecuencia de las causas que hemos grabado en el Karma de nuestra tan poco preciada sociedad, a partir de las decisiones cobardes que tomamos y permitimos que tomaran por nosotros.
Hoy mismo, responsables de Cromañón, profesionales técnicos del área de seguridad, tal es el caso del Sr Gustavo Bravo, ex jefe de bomberos de policía al momento de la apertura de la locación, siguen trabajando de la misma manera. Cobrando, representando y aún más negligentes, habilitando locales no aptos. Si esto no es una falta de respeto a las víctimas y a sus familias, ¿qué es? Ni siquiera las salas de cine son seguras. Caen estructuras en Shoppings, las escaleras no están señalizadas, los extintores descargados y el personal no está capacitado. Se incendian Geriátricos, y Hoteles. Pocos realizan sus Simulacros de Evacuación y son presentados en Defensa Civil como si los hubieran hecho. Chocan trenes en el siglo XXI. Nada de esto debe ser posible corriendo la segunda década desde lo sucedido en Cromañón.
Cuando el Rock deja de preocuparse por generar conciencia y luchar por la justicia social, se vende al mundo Barbie. Allá por los años ‘90, cuando como idiotas nos creímos que consumiendo lo que nos ofrecen seremos eternamente felices. Nos sumergimos en una nebulosa de consumo, egoísmo y hambre. Esto es una gran mentira y se debe terminar.
El rocanrol pedorro, el que suena en todos lados y queda cómodo consumir, porque ni hace falta entenderlo, es una pobre figurita que promueve modelos de belleza y costumbres que conducen literalmente a la autodestrucción, comenzando por el Individuo y acabando con toda una sociedad. No podemos obviar que el medio ambiente es tal como nuestro interior, y son inseparables. Si vivimos una vida en la que solo aprendemos a divertirnos pasados de alcohol, fumando marihuana por diversión (mis respetos a tan noble planta) y vistiendo como la vidriera del centro, no vamos a ser nunca felices. Seguirá habiendo “Cromañón” en cada rincón. Sin falta somos parte de un modelo facilista que elige la comodidad.
El Rock debe comunicar con conciencia. Detener la violencia y escribir para forjar grandes valores humanos. Debe comunicar con sabiduría y hacer arte nuevamente. Un ejemplo es Pink Floyd en The Wall, derribando muros, pidiendo paz, contando angustias, transmitiendo profundo amor compasivo, y no precisamente por ser “Cool”, sino, por que decidieron hacer su Revolución Humana (pulir el propio corazón) a través de la música. Con infinitos conocimientos técnicos, coraje y muchas ganas. Esta es una larga cadena de responsabilidades que debemos asumir entre todos. Combatir el individualismo y el estado de Hambre permanente.
El público en Recitales así como la Barra brava del Futbol, debe dejar de ser protagonista. Y deben, los artistas del Rock comenzar una etapa creativa indestructible. Estamos los que queremos que nos cautiven con su mensaje, que nos representen.
Agradezco a los que detesten leerme, a los que moleste con mis ideas, pero no olvido nunca mi punto de partida. «La queja borra la buena fortuna», no queda otra que accionar, en búsqueda de la verdad, la justicia y la eterna memoria de los muertos por que si, como muchos en esta preciada Argentina.
Brindo por que el Rock verdadero cuente historias de revolución y conquiste los corazones de todos los que amamos la música. Y por último, creo, que si el Sr Sergio Marchi estaba convencido de las falencias denunciadas en su libro, “El Rock Perdido”, a solo un año de Cromañón, podía haberlo dicho antes.
Nana García | La Caja Musical
Ideas Autogestivas e Independientes
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