por Federico Mario Di Paolo///

Noche… la noche es a troche y moche, sin coche, no sé manejar, sé algo de la noche, vuelo, veo, oigo la cosa.

Hay una persona que no puede cerrar los ojos, escucha, es de noche.

Hay uno que se droga en soledad, el mundo droga, es de noche.

Hay una mina que nació hombre, garcha por guita, es de noche.

Él vaga por las calles que no le dan cama, no lo aman, busca un recobeco para pasarla, a la noche.

La radio está encendida y se escucha, no se oye, porque es de noche. Las palabras pesan en el aire más espeso de la.

Refugio de locos, de poetas, de borrachos. Refugio de locos poetas borrachos, de prostitutas y prostituyentes, de chorros, de drogones dragones, de insomnes, de serenos de vigilancia, de enfermeros y enfermos.

Todas y todos duermen, de algunos y algunas es la noche, es mi noche. No, che.

Uno vive su vida como le sale, y no vale, si vale no sale.

¿Elegimos todos los días o transitamos pasos ya marcados? Me quedo con lo primero, en teoría siempre, prefiero elegir y definir (¿lo hago?). Mi postura trata de ser ética y comprometido mi accionar con mi pensar.

Decir basta de vez en vez será bueno, abarajarla y darla de nuevo, a la mano.

Soy un intruso sin identidad de recluso, ni uso.

Igualmente mi destino no destinado marca siempre la esquina, la charla, la birra.

¿Elijo como vivo? No como muero, será eso lo escrito. Que lo vuelvan a escribir entonces, porque no me gustó la cola de la película.

La última frase para estas torpes líneas se la robo a un artista de los trenes, “sólo el amor salvará al mundo”.

…(¿y a mi?)

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