Anarquismo en el fútbol por Juani Provéndola en #CONfusiónAtomika

#CONfusiònAtomika «Desde el Punto del Penal»

con Juan Ignacio Provéndola: Anarquismo en el

fútbol

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Escuchalo, leelo!!!

Los primeros que se preocuparon y fastidiaron por la masificación del fútbol fueron los militantes anarquistas y socialistas, en particular los que estaban vinculados a las primeras organizaciones sindicales de Argentina, ya que los trabajadores, a quienes necesitaban conquistar para lograr volumen colectivo, dejaban de ir a los mitines y asambleas para ver los partidos.

Ambos se desarrollaban el domingo, al igual que la misa, tres actividades a la que la gente asistía masivamente ese día.

Tanto el anarquismo como el socialismo, que en ese entonces gozaba de una interesante cantidad de adeptos, se opusieron en un principio al fútbol, ya que lo consideraban una actividad idiotizante. El periódico anarquista La Protesta, por ejemplo, llegó a decir que “la misa y la pelota son las peores drogas para los pueblos”.

Pero con el tiempo las distintas asociaciones sindicales, nutridas mayormente por anarquistas y socialistas, entendieron que el fútbol, a diferencia de otros tantos deportes instalados por los ingleses de la conquista silenciosa, era abrazado por las clases populares que ellos aspiraban a representar.

Y así, entonces, empezaron a aparecer varios clubes que hoy conocemos, fundados como trincheras de resistencia en épocas de elecciones fraudulentas, gobiernos ilegítimos, leyes confusas y una fuerte represión para aquellos que fuesen considerados ofensivos o peligrosos al orden establecido.

 

Chacarita

Fundado en una biblioteca anarquista en 1906. Y no en cualquier día, sino en el 1º de mayo. Sus primeros jugadores eran mayormente obreros afiliados a la FORA (Federación Obrera Regional Argentina), la primera gran organización sindical que tuvo nuestro país, allá por las tres décadas iniciales del siglo pasado.

La primera casaca era sólo roja y negra, sin el blanco aún. Eran los colores de referencia del anarcosindicalismo. Algunos remarcan que el negro también aludía a la cercanía con el cementerio, aunque la falta de referencias concretas a esta versión la reduce a la categoría de mito o corrillo.

Lo que sí es cierto es que las tiras blancas se sumaron luego de una negociación con el cura de la Iglesia de Chacarita, quien las impuso en la remera como símbolo de pureza.

Con una fuerte conciencia de clase, aquellos jugadores fundacionales construyeron ellos mismos la primera cancha, en un baldío sobre Lacroze y Alvarez Thomas. Pero, a los pocos días de alambrar todo el perímetro, fuerzas represivas llegaron al lugar, lo desalojaron y destruyeron la cancha.

Chacarita entonces debió mudarse y fue así como llegó a Atlanta, otro emprendimiento vecino con la misma necesidad de un lugar físico. Ambos decidieron entonces alquilar un terreno y encontraron uno en Villa Crespo. Pero la situación, lejos de unirlos, ocasionó la polémica que hoy los enfrenta en uno de los clásicos más picantes del fútbol argentino.

Parece que, en el año 1943, Chacarita empezó a retrasarse con su parte del pago del alquiler y fue desalojado al sexto mes. La pica con Atlanta surge por la actitud que tomó el club en este inconveniente. Los de Chaca dicen que Atlanta tenía banca de algunas familias acaudaladas, y que entonces se aprovecharon de la situación haciéndose cargo del alquiler completo para quedarse en soledad con el predio que de hecho ocupa actualmente.

Así es como Chacarita aparece finalmente en San Martín, lugar que hoy también lo identifica, a pesar de conservar su origen al menos desde el nombre.

 

Argentinos Juniors

Fue fundado el 15 de agosto de 1904 con la fusión de dos equipos preexistentes. Uno era “Los Mártires de Chicago”, así puesto en una biblioteca anarquista de Villa Crespo en homenaje a los obreros anarquistas asesinados en 1897 por realizar legítimos reclamos laborales. Y el otro, de La Paternal, se llamaba “Sol de Victoria”, inspirado en un fragmento del Himno de los Trabajadores del PS italiano.

Socialistas y anarquistas tenían algunas diferencias ideológicas. Aunque, al mismo tiempo, muchas coincidencias en lo práctico. De hecho, la unión de Mártires y Sol surge por la necesidad de fortalecerse para ante el asedio y la persecución política. Entre ambos eligen el rojo comunista para su casaca y no se denominan club, sino asociación, pues la idea era que el espacio no fuese solo deportivo, sino social. Es decir, de encuentro de simpatizantes anarquistas y socialistas más allá de la pelota. Por eso, en su escudo vemos tantas A: desde ese entonces decidieron llamarse Asociación Atlético Argentinos Juniors.

Y un detalle más: el logo ”mens sana in corpore sano” también es impuesto de común acuerdo por socialistas y anarquistas como forma de reivindicar una vida saludable, lejos de “los vicios que el sistema le trata de imponer a las clases trabajadores”.

 

Independiente

Otro rojo. Fue fundado por empleados y cadetes argentinos de una tienda inglesa que los hacía laburar pero que no les permitía integrar su equipo de fútbol porque, justamente, no eran ingleses puros. Entonces decidieron llamarse Independiente… de la patronal.

Las curiosidades del destino encuentran hoy a Independiente presidido por Hugo Moyano, alguien de extracción sindical.

 

Colegiales

Se originó en 1908 como Libertarios Unidos. En 1919, una ordenanza policial prohibió cualquier nombre relacionado con el anarquismo y el club se rebautizó como hoy se lo conoce: Colegiales.  Aunque hasta 1925, o sea seis años más, siguió usando su camisera original, roja con una franja cruzada negra, en homenaje al ideal anarquista. Hoy está en Munro.

 

El Porvenir

Clun fundado por militantes anarquistas y socialistas de Gerli, entonces apenas una barriada en el sur de un conurbano que empezaba a expandirse. El club está prácticamente encerrado en una brochette de poderosos del Sur: Banfield, Lanús, Temperley y Los Andes. El póker de equipos de la zona que más lejos llegó en el fútbol profesional. El Porvenir, en tanto, permanece como un sentimiento de culto, del ascenso bajo, que alguna vez llegó a estar en la B Nacional pero ahora se repone del duro golpe que significó estar en la D.

El club ganó centímetros de noticias pocos años atrás por dos motivos. Uno fue la insólita elección del periodista de chimentos Luis Ventura como director técnico de la Primera. Y el otro, la posible incorporación como jugador de Diego Maradona Junior, entonces aún ignorado por su padre. La operación, que iba a ser financiada por el excéntrico mártir Ricardo Fort, finalmente se cayó.

El hincha más famoso de toda su historia acaso haya sido Ricky Espinoza, poeta maldito de Gerli y exégeta del anarquismo como forma de vivir la vida… hasta que se acabe.

 

Newells

La fundación de Newells tiene una historia oficial que atribuye la elección de sus colores, el rojo y el negro, a Isaac Newell, creador del Colegio Comercial Anglicano Argentino de Rosario. Según el relato instalado, Newell extrajo el negro de la bandera de Inglaterra, su patria, y el rojo de la de Alemania, la patria de su esposa Ana.

Sin embargo, muchos anarquistas disienten con esta versión y sugieren la propia, en donde se ven representados, justamente, sus colores: el rojo y el negro.

 

Abundan ejemplos en Argentina de clubes formados por ímpetus anarquistas y socialistas, de lucha contra las imposiciones más inhumanas que el sistema capitalista se esmera en renovar para reemplazar a aquellas que ya se vuelven imposibles de sostener. Sin embargo, ninguno de ellos pudo llegar tan lejos como el humilde pero persistente Progreso del barrio La Teja, en Motevide.

 

Club Atlético Progreso (Uruguay)

Fue fundado en 1914 por obreros anarquistas del sindicato de picapedreros del barrio La Teja, en Montevideo.

En Uruguay también se replicaba, aunque a su escala, el fenómeno que también se producía al otro lado del Río de la Plata, donde trabajadores díscolos creaban quipos de fútbol. Defensor Sporting, por ejemplo, había sido formado en 1906 por trabajadores de una fábrica de vidrio, quienes le pusieron originalmente “Defensores de la huelga”, hasta que fueron obligados a cambiarlo.

En un principio, Progreso vistió una camiseta completamente negra, aunque luego varió hacia el modelo actual, similar a la bandera de Cataluña, en homenaje a la histórica adhesión de esa región española a los ideales anarquistas.

Fue campeón de Primera una sola vez en su historia. Sucedió en 1989, cuando su presidente casualmente era quien quince años después lo fue de Uruguay: Tabaré Vázquez, el primer mandatario socialista que tuvo aquel país.

Muchos medios internacionales conocieron a Progreso justamente por este último detalle, aunque al mismo tiempo ignoraron sus orígenes vinculados a una ética ideológica que trascendía al mero juego del fulbo. Por suerte, quienes no lo olvidan son aquellos que hoy le dan vida a un club que, además de jugar a la pelota, mantiene un centro cultural popular y un comedor infantil.

JUAN IGNACIO PROVÉNDOLA

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